Durante su corta vida, Bob Marley fue muchas cosas: símbolo jamaicano, padrino del reggae mainstream, icono pop, compositor célebre, líder espiritual y gran amante. Aún así, hoy muchos lo recuerdan por otra de sus facetas: la de amigo del cannabis. A la que podía, Marley hacía apología de su hierba preferida. Aún así, nunca se nos hubiera ocurrido llegar a verle como gran empresario de la marihuana.
33 años después de su muerte, sus herederos se alían con la compañía de Seattle Privateer Holdings para crear la marca
a partir del apellido del artista. ¿Su idea? Levantar una empresa internacional dedicada a la venta de cannabis y otros productos “marijuanos”, a mayor gloria del espíritu rastafari y el hacer negocios al por mayor.
Marley Natural venderá variedades de marihuana inspiradas en aquellas que disfrutaba el músico, pero también otros productos tales como cosméticos de cannabis y cañamo, y parafernalia para fumadores. Todas ellas bien salpimentadas con la imagen y filosofía del músico jamaicano, al que Brendan Kennedy, CEO de Privateer,
ante todo “una marca internacionalmente conocida”.
Los anuncios que han creado para el lanzamiento del producto a finales del año que viene, en aquellos países cuya ley lo permita, no dejan lugar a dudas del enfoque extremadamente comercial con el que se acercan al mayor icono de Jamaica.
Pero, ¿cómo iba a ser de otra manera cuando el negocio de la marihuana está creciendo a un ritmo que hasta hace unos años sólo se reservaba para las empresas tecnológicas?
Una bomba de THC a punto de estallar
Puede que en tiempos de Marley el cannabis fuera algo mal visto, algo ilegal que sólo consumían hippies y otras gentes de mal vivir. Pero la apisonadora de la opinión pública va hoy en otra dirección. En Estados Unidos, su presencia cotidiana se está convirtiendo en una realidad a marchas forzadas. 4 de sus estados han legalizado recientemente su consumo y venta para uso recreacional. Muchos otros están relajando considerablemente sus políticas al respecto. Un rodillo que está afectando a la percepción global que se tiene de esta sustancia, con muchos países reconociéndola por sus beneficios terapéuticos, permitiendo su cultivo y venta en asociaciones específicas o incluso legalizándola a todos los efectos como sucedió recientemente en Uruguay.
Y no es que de pronto el espíritu rasta se esté materializado ante nuestros ojos y nos haya hecho más cuerdos. Es que se ha entendido al fin que la hierba mágica puede ser una fuente masiva de ingresos legales para las arcas de los estados. Y también sucede que las grandes empresas del sector están asumiendo un peso económico y una influencia cada vez más grandes.
Sin ir más lejos, en sus cuatro años de existencia Privateer ha conseguido levantar un fondo de unos 60 millones de euros, consolidado a partir de productos en la órbita del cannabis. Ahora con Marley Natural se lanza a la guerra internacional convencida de que usando la imagen de Bob Marley superará fácilmente a marcas como Aquarium Cannabis, otra potente compañía recién creada en Estados Unidos, más enfocada al mercado interior. Rita Marley, viuda del artista, asegura en la campaña promocional de la marca que “mi marido creía que la hierba era una parte natural y positiva de la vida, y que era importante para el mundo. Esperaba con ilusión este día”. Es una pena que no podamos contrastar con el propio Bob qué hubiera opinado realmente sobre estos mercaderes, y sobre que se hable tan a la ligera de “su legado” y “sus ideas”.
Pero estos son otros tiempos, y mucho han cambiado Jamaica y el mundo desde los 70. Para bien o para mal, no podemos decirlo: eso entra dentro de los dominios de Jah y su infinita sabiduría.
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