LOS PLATILLOS DE LIBRA

09.08.2015 a las 19:06 hs 543 0







La vida debería consistir en equilibrio. Al menos en la tendencia al balance entre todo lo que existe.
Pero desde hace ya rato he notado cierto desnivel en el modo en el que se llevan a cabo ciertas relaciones humanas específicas.
Me refiero exclusivamente a las relaciones de pareja.
Uno ve a un muchacho con su nueva novia y este dúo de tórtolos procede de manera "natural". El joven dice cosas románticas, dulces, se comporta de manera suave y todo consiste en besos y caricias. Es decir que el varón manifiesta una conducta altamente vinculada a una actitud femenina. ¡Es más, hasta se aguanta las flatulencias y los eructos, cuida los modales y guarda las formas, el muy maricón!

Se esperaría que -por el contrario y siguiendo la idea del balance- la mujer enamorada demostrase entonces un comportamiento más bien masculino. Pero no. Ella también muestra su lado más femenino.

En el estado de enamoramiento "embobante", tanto macho y hembra (de la especie humana) tienen conductas de índole similar. Dicen las mismas estupideces, hablan de cuánto se quieren con un romanticismo que haría vomitar a Rambo y de hecho, si a ese muchacho lo encontrasen sus amigos en esa situación, lo gastarían para todo el resto del viaje.

Harto conocidas son las bromas que surgen tras escuchar a un amigo decirle -por teléfono- a su novia: "no, yo te quiero más. Cortá vos primero".
Uno queda como un amanerado, un maricotas, un joto...
A lo que voy es que el varón no suele mostrar esas actitudes fuera del ámbito de la pareja. Con los amigos putea, eructa, dice cosas obscenas, es más bien agresivo, o lo que fuere...

Entonces yo me pregunto: ¿Por qué en el estado de enamoramiento, varón y mujer se comportan ambos como nena?

No existe un espacio de relación entre géneros donde la mujer ponga de manifiesto su costado más masculino. La relación entre géneros no tiende a igualar en el sentido de tornar al hombre más femenino y a la mujer más varonil, no. La pareja hace que ambos se comporten como minas.

¿Puede hallarse alguna situación donde suceda lo contrario? Es decir, donde tanto varón como mujer se porten masculinamente...?
Es una pregunta legítima, a mí no se me ocurre una respuesta por ahora.




El rey de la polla

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