El sexo en las cárceles españolas

06.11.2014 a las 19:19 hs 923 0



Sí, en las prisiones también hay sexo, aunque no todo es como en las series de televisión. A Jorge De La Hidalga ni le suena Orange is the new black, ni sus atractivas protagonistas enfundadas en los trajes naranjas y caqui que se cogen en las capillas, en los baños y en las lavanderías. En cambio, sí sabe cómo funcionan estas dinámicas en las prisiones en España, donde las relaciones sexuales no están permitidas, pero tampoco se prohiben formalmente.



Cita:

"Me tuve que abstener durante cinco años de relaciones sexuales mientras estaba dentro"



recuerda el responsable del blog 
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, que se creó en 2008 para dar apoyo a las familias de los presos de forma gratuita.


¿Es muy duro?", le pregunta el periodista de la nota, mientras da vueltas a la cuchara en su taza de té. "Durísimo. Pero también uno es preso y por muchos derechos que tenga, cuando uno delinque, debe de haber limitaciones. El sistema español es demasiado flexible como para quejarse", dice.



España es uno de los pocos países en contar con cárceles mixtas, en las que viven más de 65,700 presos, según los últimos datos publicados por 
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a finales del pasado mes de septiembre. Un total que lleva cuatro años consecutivos en caída y en el que las mujeres apenas representan el 8 por ciento.



A pesar de haber permanecido nueve años en prisión, De La Hidalga sigue defiendo el sistema penitenciario español y los paliativos que ofrece a las necesidades físicas de los presos a través de las visitas cara a cara, el vínculo telefónico y algunos permisos para los que mantengan una relación sentimental estable.



Además de las comunicaciones por cristal (abiertas para todos durante unos 40 minutos por semana), los familiares y allegados de los detenidos pueden optar por 
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 cara a cara: el familiar (una vez al mes con una duración de entre una y tres horas, al que pueden asistir cuatro personas como máximo); de convivencia (con la pareja sentimental e hijos que no superen los diez años de edad, de hasta seis horas); y el íntimo.



Las habitaciones para estos últimos suelen ser pequeñas, con un mobiliario esencial (una cama, una mesita y una silla) y un baño. "Algunas son muy frías, otras más acogedoras, depende de la cárcel", explica De La Hidalga. "Algunos hacen trucos: piden una comunicación familiar para tener sexo ahí, controlando que no vayan a asomarse los funcionarios", añade.



No es necesario estar casados, pero hay que demostrar la existencia de un vínculo estable. Estos permisos en la práctica son muy fáciles de obtener tanto para parejas homosexuales como heteros, siempre que exista documentación (certificado de empadronamiento, de convivencia o libro de familia) y que el visitador no tenga antecedentes penales. Se pueden pedir en todos los regímenes, aunque en primer grado es más complicado de obtener. En España, solo hay un 2% de presos en este tipo de régimen cerrado.



Desde hace algunos años, también hay otra manera para solicitar un encuentro cara a cara. Unas asiduas visitas por cristal durante unos tres a seis meses o mantener una correspondencia con una presa de otro módulo a lo largo de algunos meses pueden ser suficientes para obtener el permiso. En ningún caso, de acuerdo con el autor del blog Info Prisión, se autorizan encuentros íntimos entre dos hombres que vivan en la misma cárcel.

¿Y el que no tenga pareja? "Se joroba", dice. "Desde el punto de vista de un preso, no sé cómo el sistema podría solucionar el problema del sexo. Soy también de la opinión que hay que tener un control. No creo que la respuesta adecuada sea que entren prostitutas en las celdas, como pasa en algunas prisiones corruptas de América Latina", recalca.



Cita:

" No hay una solución intermedia. Solo queda recurrir a lo que se llama la aleMANITA"

.

Cada uno soluciona el problema a su manera. De La Hidalga se evadía a través de la escritura, dando vida a Vis a Vis, una novela que se publicó en 2010 y que contiene varios pasajes de "sexualidad pura y dura". "La escribí dentro, y te puedes imaginar que sin sexo, yo estaba que me trepaba por las paredes", recuerda el autor.

El tema de la masturbación entre rejas no es un asunto de escaso relieve. En 2012, un recluso que estaba cumpliendo condena en una prisión de Michigan (EU) llegó a denunciar al estado por 
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 pese a su "síndrome de masturbación crónica". Su queja fue ignorada por los jueces, pero la lucha por acceder a revistas de adultos llegó a otro estado, Connecticut, donde un grupo de presos lanzó una campaña de protesta para proteger su "derecho constitucional al porno" frente a la prohibición de las autoridades, que consideraban estas publicaciones como una "amenaza para la seguridad" del personal penitenciario.



Los detenidos españoles pueden considerarse afortunados frente a sus homólogos de EU, donde numerosos estados consideran la masturbación como una verdadera infracción al reglamento de las cárceles. En casi ninguna parte del país se permiten visitas conyugales íntimas, ni se distribuyen condones, a pesar de las altas tasas de VIH y de hepatitis entre los presos. A los colombianos no les va mejor. Aunque ellos sí tienen derecho a encuentros privados con sus parejas, el hacinamiento de las estructuras hace que 
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 tener un rato de intimidad.



La masturbación es un tema secundario en las cárceles españolas, según De La Hidalga. "Se da por hecho que existe y ya está", explica. Lo mismo pasa con la pornografía, puesto que los funcionarios suelen hacerse de la vista gorda con las revistas. El tema homosexual, en su opinión, es mucho más delicado. Cada mes los presos reciben entre dos y cuatro condones, pero mantener relaciones homosexuales no es muy bien visto en los módulos masculinos y se prefiere mantener cierta discreción. "Entre las mujeres se acepta mucho más. En un estudio que hice, calculé que alrededor del 55% de las mujeres mantienen relaciones homosexuales en la cárcel y cuando salen vuelven con sus esposos y novios. Para los hombres, este porcentaje baja hasta el 35%. Los presos que mandan en los módulos masculinos tienen machacas para todo: uno que le lava la ropa, otro que le trae cigarrillos y otro también para sus necesidades físicas", agrega.



Pese a la existencia de cárceles mixtas, los contactos entre los dos sexos en el día a día no son nada fáciles. Existen momentos muy puntuales de encuentro, como por ejemplo algunos talleres socioculturales. "No sabes la imaginación que le echa la gente. He visto personas gritarse por los muros para empezar una correspondencia y obtener así un permiso para un vis a vis; he ido a proyecciones de películas en las que los hombres se arrastraban a escondidas por debajo de las butacas. La imaginación es portentosa y ahí se busca cada uno la vida", recuerda el autor de Vis a Vis.



¿Y qué pasa con la mitad de la pareja que vive fuera de la cárcel? Larry Smith, el marido de la ex convicta 
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, el personaje que inspiró la serie Orange is the new black, escribió en un artículo publicado en 
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: "¿Había visitas conyugales? No. ¿Estaba yo autorizado a ver otras mujeres? No. ¿Estaba ella autorizada a frecuentar otras mujeres? Le dije que hiciera todo lo que necesitara".






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