Por qué 'Malcolm' es una obra maestra anticapitali

23.01.2017 a las 18:01 hs 790 0


Al verlo de nuevo, queda claro de qué se trata el programa realmente.
Casi todos los episodios de Malcolm terminan con el sonido de un portazo. Traen de regreso a la familia de Malcolm —una mezcla de inadaptados y busca pleitos— al orden establecido. Esto es normal en las comedias; todo vuelve a ser cómo era antes. La diferencia es que, en Malcolm, ese orden establecido es deprimente. A diferencia de los personajes de Friends, por ejemplo, que viven cómodamente en apartamentos en el centro de la Manhattan y cuyas vidas no parecen ser afectadas por el trabajo, la familia de Malcolm es pobre. Cada chiste, trama y resolución gira en torno a este hecho.

Crecí pensando que Malcolm era un programa medio tonto de cuatro hermanos peleones y sus padres. Al verlo de nuevo, queda claro de qué se trata realmente el programa: la idea de que la meritocracia es una farsa, las instituciones sociales son corruptas y el trabajo asalariado es una mierda. Los padres, Hal y Lois, tienen una relación cómicamente carnal que realmente no entendía cuando era joven. Era una forma de protegerse de las vicisitudes del capitalismo. Todos los personajes están condenados, de una u otra forma, por el mundo que los rodea.

Aunque esto podría sonar como algo muy denso para un programa de FOX, no era la primera comedia que contrabandeaba ideas radicales. De hecho, hay una referencia a esto en la pared del cuarto de Malcolm, Dewey y Reece: un afiche de la comedia Dinosaurios, emitida a principios de los noventa por ABC. Dinosaurios es diferente a cualquier comedia estadounidense: un programa anticapitalista y moralista sobre una familia de dinosaurios que viven en un pantano de la corporación FruitCO (una división de WeSaySo), dirigida por un CEO del estilo de Trump. La serie hacía críticas a la explotación, el acoso sexual y la corrupción política, y concluye con la extinción de la familia debido a una era del hielo inducida por el cambio climático
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 Dinosaurios es la guía espiritual de Malcolm.

Al principio, la familia de Malcolm está endeudada, en un estrés constante y viviendo en una casa que se está cayendo a pedazos. Una imagen muy recurrente en la serie es la de Hal y Lois sentados en la mesa de la cocina, que está llena de cuentas por pagar. Lois no tiene tiempo para ir más allá de las exigencias básicas que se esperan de las madres: limpiar la ropa, almorzar juntos, ya que tiene un trabajo de bajo nivel en una farmacia. Hal se dedica al trabajo administrativo en una oficina. Es el tipo de trabajo improductivo e inútil que el capitalismo crea para mantener a las personas miserables. Trabaja tan poco que en un punto descubren que, de hecho, nunca va los viernes, y en lugar de ir a trabajar se va él solo de excursión a lugares como Seaworld. Un rechazo extremista al trabajo, si es que alguna vez hubo tal.

'Malcolm' demostró que las promesas del neoliberalismo siempre han sido falsas.

En el primer capítulo, se descubre que Malcolm es un genio con un coeficiente intelectual de 165. Su escuela pública —que nunca tiene suficiente financiación— lo pone en la clase de los dotados, "los Krelboynes", donde mantienen "todas las cosas buenas que no desperdician en los niños normales". En una comedia conservadora, esta sería una historia que va de la pobreza a la riqueza, donde su inteligencia lleva a la familia a tener un futuro próspero. Pero lo que sucede es despiadadamente honesto. El don de Malcolm no lo saca de su clase social; lo consolida en ella: al final del programa lo aceptan en Harvard, pero solo puede pagar los gastos de estudio si trabaja como conserje de la universidad al mismo tiempo.

Todo esto fue antes de la crisis económica de 2008, cuando las revistas comenzaron a escribir sobre "el colapso de la clase media", como si todo hubiera estado bien antes de eso. Malcolm demostró que las promesas del neoliberalismo siempre han sido falsas: los sueldos reales de los trabajadores con salarios medios y bajos se habían estancado desde los años ochenta, y la deuda personal se había multiplicado. Cuando la familia tiene que cancelar sus vacaciones de verano para pagar los gastos de hospital de Malcolm, hacen un análisis de costo-beneficio que rara vez se ve en televisión, pero que sucede todos los días en Estados Unidos.

La serie no solo representa la lucha por sobrevivir al capitalismo, sino que desvirtúa sus ideas. Uno de los chistes recurrentes es que la pobreza de la familia es el resultado de las fallas individuales de los padres y no de las fuerzas estructurales. Cuando Lois y Hal se ven obligados a dejar de tener sexo debido a una infección, comienzan a cuidar obsesivamente la casa y la transforman en un idilio de la vida burguesa, el pasto crece y las flores florecen. Cuando Dewey descubre que Hal ha estado fumando en secreto, se da cuenta de que con la cantidad de plata que se gastó en cigarrillos podría haber enviado a Dewey, que también es superdotado, a un colegio privado. Estos chistes parodian la retórica de Thatcher y Reagan de que la gente pobre es pobre porque no trabaja lo suficiente.

Al verlo de nuevo queda claro de qué se trata realmente el programa: la idea de que la meritocracia es una farsa, las instituciones sociales son corruptas y el trabajo asalariado es una mierda.

Los críticos de televisión han alabado a Malcolm por el uso innovador de una sola cámara y por el hecho de no tener risas grabadas, lo que forjó el camino para las comedias posmodernas del nuevo milenio. Pero pocos comentaron sobre la diversidad del reparto. El mejor amigo de Malcolm, Stevie, no solo es afroamericano, también es discapacitado físicamente y de clase media alta. Esto no es una broma cruel, sino una relación sensible a través de la cual ambos personajes se desarrollan. Además, los valores familiares y conservadores de Stevie satirizan la "política de respetabilidad" —la idea de "actuar bien" para salir adelante en un mundo de dominación blanca—, que se vio en programas como The Cosby Show.

Lo mismo pasa con la esposa del hermano mayor, Piama, que es de ascendencia Inuit. Aunque hay una lamentable ausencia de personajes nativos americanos en la cultura estadounidense, Piama no es solo un símbolo de diversidad, su carácter es complejo. Inicialmente, Lois desconfía de ella por quitarle a su hijo, pero luego se solidarizan porque comparten el placer de hacer sufrir a sus parejas inútiles, como cuando rompen las cosas de Francis y Hal cuando se van de viaje sin ellas.

Últimamente se ha vuelto obligatorio que los críticos terminen sus reseñas con una análisis que integre la cultura pop y la política contemporánea; cosa que a veces se siente forzada. Pero a medida que la política se vuelve cada vez más ridícula, es más difícil separarla de la cultura en general. Al meterme de lleno al mundo de Malcolm, tengo tanta afinidad con sus vidas que no puedo dejar de preguntarme cómo estarían en los Estados Unidos de Trump. Probablemente no muy bien.

Después tuve un pensamiento aún más aterrador: ¿qué pasaría si votaran por él? Aunque el éxito de Trump dependió de  múltiples grupos demográficos (estudiantes universitarios, y los blancos ricos fueron cruciales), una familia como la de Malcolm —blanca, de bajos ingresos, en algún Estado indefinido del centro del país— habría sido parte del grupo demográfico clave para movilizarse. ¿Podrían Lois y Hal ser convencidos por las promesas de Trump de traer de vuelta los salarios altos y una economía basada en la exportación? ¿Habrían sido engañados por su fachada antisistema y encontrado catarsis en un voto de protesta?

Pero salí de esta extraña preocupación —de que la familia de mi comedia favorita pudiera haber sido partidaria de Trump— al considerar un resultado más verosímil. Llegué a la conclusión de que, cuando llegó el día de las elecciones, en medio del estrés de un trabajo mal remunerado, la ansiedad de pagar las deudas y el caos que implica solucionar los problemas de sus hijos, Lois y Hal estarían, al igual que millones más, demasiado ocupados para votar; o tal vez ni les importaría. Si Malcolm  representa la experiencia de algún grupo demográfico, sería el de aquellos que simplemente no votaron.

fuente:
https://www.vice.com/es_co/article/por-que-malcolm-el-de-en-medio-es-una-obra-maestra-socialista?utm_source=vicefbcol

La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas

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