Los 10 asesinos más jovenes.

23.05.2014 a las 23:23 hs 952 3





Una serie de asesinatos realizados por niños han sido registrados a lo largo de los años. Estos a menudo han sido realizados de una manera que es muy difícil de imaginar que pudieran ser cometidos por un niño. Es muy preocupante como los casos de niños asesinos aumentan año tras año. Sin embargo, ¿qué pasa si ese niño inocente y de aspecto vulnerable es el único responsable de un secuestro y asesinato en su barrio? ¿Se pueden creer las acusaciones hacia alguien tan joven? ¿Podría un niño realmente cometer tales crímenes? Estos no son los delitos típicos infantiles como robar los juguetes de un amigo, un compañero de clase o la intimidación. Esta es la lista de los 10 jóvenes asesinos.



10. Eric Smith






A sus 13 años, Eric Smith sufría acoso escolar debido a sus gruesas gafas, pecas, pelo rojo y orejas de peculiar forma. Se piensa que estos rasgos podrían ser un efecto secundario de la medicina que su madre tomaba para la epilepsia estando embarazada. Smith fue culpado del asesinato de un niño de 4 años llamado Derrick Robie. El pequeño fue estrangulado, golpeado en la cabeza con rocas de gran tamaño y sodomizado con un palo. Cuando le preguntaron por qué lo hizo, Smith no pudo dar una respuesta definitiva. Un psiquiatra diagnosticó a Smith con trastorno explosivo intermitente, una condición en la que la persona no puede controlar su propia rabia interior. Smith fue juzgado como adulto y fue a prisión. A día de hoy, Eric Smith sigue en prisión y se le ha sido denegada la libertad condicional 5 veces



9. Joshua Phillips





Lo que empezó como una limpieza rutinaria terminó con un niño de 14 años llamado Joshua Phillips siendo juzgado por asesinato. Su madre fue a limpiar su habitación una mañana después de que Phillips se fuera a la escuela. La señora Phillips se dio cuenta de que había un charco junto a la cama de agua de su hijo, y pensó que habría una fuga. Mientras investigaba alrededor buscando un agujero, encontró unas cuantas bandas de cinta aislante uniendo una rotura. Lo primero que pensó fue que su hijo la habría roto y no quería meterse en problemas. Empezó a quitar cinta aislante y descubrió que detrás había una toalla enrollada, y al quitarla sintió algo más detrás. Ahí fue cuando descubrió el cuerpo sin vida de Maddie Clifton, una vecina de 8 años que llevaba desaparecida 7 días.

La gente del barrio, especialmente los padres del niño, apenas podían creer que aquel chico había matado a Clifton. Phillips incluso se unió como voluntario en la búsqueda de la niña desaparecida. Como era menor de 16, no pudo ser condenado a pena de muerte. Pero fue encarcelado de por vida sin posibilidad de condicional. A día de hoy, Phillips aún no ha hablado sobre los motivos que lo llevaron a asesinar a la niña. Él dijo que la golpeó sin querer con una pelota de béisbol, se desmayó, más tarde se dio cuenta de que estaba fría y asustado, escondió su cuerpo, pero el juzgado no se creyó esta historia.



8. George Stinney





En junio de 1944, George Stinney (14 años) batió el record de ser la persona más joven en ser ejecutada legalmente en los Estados Unidos en el siglo XX. George fue declarado culpable de las muertes de dos niñas llamadas Betty Jane Binnicker (11) y Mary Emma Thames , ambas fueron encontradas en un agujero mal cavado. Las niñas sufrían varias fracturas de cráneo hechas con un trozo de vía de ferrocarril arrancado, y que fue encontrado cerca del enterramiento. George confesó los crímenes, y dijo que había intentado tener relaciones sexuales con Betty, pero ésta se negó y terminó matándola a ella y a su amiga Mary Emma. Fue juzgado como adulto y condenado a morir en la silla eléctrica; la sentencia no fue recurrida porque su familia no tenía dinero para continuar con el procedimiento.



7. Lionel Tate





Kathleen Grossett-Tate estaba cuidando a Tiffany Eunick, la hija de una amiga. Esa tarde la madre de Tiffany la dejó en casa de Kathleen, y dijo que la recogería unas horas más tarde. Esa noche, Kathleen se quejó de dolor de cabeza y fue al piso de arriba a acostarse un rato dejando a la pequeña en compañía de su hijo de 14 años Lionel Tate mientras veían la tele. Sobre las 10 de la noche, escuchó un alboroto y gritó que se estuvieran quietos, pero no fue a comprobar el motivo de los gritos, simplemente pensó que estarían jugando. 45 minutos más tarde Lionel subió y dijo a su madre que la niña no respiraba. Explicó que habían estado jugando a luchar, cuando la niña tropezó y se golpeó la cabeza con la mesa.

La autopsia reveló que el hígado de la niña había sufrido daños producto de los golpes que recibió. A parte de eso, su cráneo y dos costillas estaban partidas, y otras 35 lesiones por todo el cuerpo.

Tate cambió su testimonio más tarde diciendo que la niña se cayó por las escaleras. Por esto, fue sentenciado a cadena perpetua sin libertad condicional en 2001, pero su sentencia fue cambiada, ya que su abogado determinó que las pruebas mentales pertinentes no habían sido realizadas, ni antes ni durante el juicio. Por lo que fue puesto en libertad en 2004.

En 2005, fue capturado por atraco con arma de fuego a un repartidor de pizzas a quien le robó el dinero que llevaba y un pedido por valor de 33 dólares que iba a entregar. Ernest Gallardo llamó a la policía, pero no encontraron arma de fuego en su posesión ni los bienes robados. Más tarde confesó haberlo hecho y fue juzgado culpable de robo con intimidación, posesión ilegal de armas y violación de su periodo de prueba. Por lo que fue condenado a 30 años de prisión.



6. Barry Dale Loukaitis





En febrero de 1996, un tiroteo en Frontier Middle School en mitad de la clase de álgebra acabó con la vida de dos estudiantes y un profesor, más algunos otros alumnos en estado crítico. La persona acusada fue un niño de 14 años llamado Barry Dale Loukaitis, que experimentó delirios mesiánicos antes de disparar. Barry estaba vestido como un pistolero del Lejano Oeste y armado con un rifle de calibre .30-30, una pistola de calibre .357 y una pistola de calibre .25 pertenecientes a su padre. Los estudiantes fueron retenidos y amenazados con otro tiroteo durante 10 minutos hasta que un ayudante de gimnasio engañó al chico y lo redujo.

Se cree que, tras la historia de los trastornos mentales en su familia, Barry fue influenciado por el videoclip de Pearl Jam, "Jeremy". El vídeo muestra un joven cometiendo suicidio en frente de sus compañeros de clase y profesor. También consta en los informes que dijo "This sure beats algebra, doesn't it?" a sus compañeros presos del pánico. Esta frase, es una cita de un libro de Stephen King "Rage" en el cual, el protagonista mata a dos profesores de álgebra. Barry se enfrenta actualmente a dos sentencias de cadena perpetua y 205 años de prisión adicionales.



5. Craig Price







Joan Heaton (39), junto con sus dos hijas, Jennifer (10) y Melissa fueron encontrados sin vida, y en medio de un gran charco de sangre en su casa en Septiembre de 1989. Fueron apuñaladas tan brutalmente que el cuchillo se rompió en el cuello de Melissa. La policía informó que Joan tenía aproximadamente 60 puñaladas por todo el cuerpo, mientras que las niñas tenían 30 cada una aproximadamente. Las autoridades estaban seguras de que se trataba de un intento de asalto; el cuchillo usado era de la misma cocina de Heaton, usado por ella misma para intentar defenderse del ladrón, pero que acabó arrebatándoselo y usándolo contra ellas. Se creía también que el asesino debía haber sido alguien de la vecindad, que también había sufrido alguna herida en en forcejeo debido a la fuerza y el ángulo empleado en las puñaladas.

Craig fue avistado por la policía con unas vendas en su mano, pero dijo que se había pillado la mano con la ventanilla de su coche. La policía no le creyó. Le investigaron y acusaron después de encontrar varios objetos personales manchados de sangre en su casa. Más tarde admitió el crimen, y otro asesinato que tuvo lugar dos años antes en el mismo barrio. Las autoridades ya sospechaban de esto al tratarse de un caso muy parecido. Craig fue juzgado y a día de hoy aún se encuentra en prisión.




4. Graham Young




Desde muy temprana edad, Graham Young había estado fascinado por la química, y los efectos de las sustancias en el cuerpo humano. Su otro gran interés, era idolatrar asesinos tales como Dr. Hawley, Crippen, Willam Palmer o Adolf Hitler entre otros. Young empezó a experimentar con sustancias cuando tenía 14.

Normalmente mentía sobre su edad, y cuando compraba sus ingredientes decía que eran para un experimento de clase. Su familia y amigos fueron sus víctimas. Su padre se puso enfermo, originalmente pensó que se trataba de un virus. Después, la misma enfermedad atacó a su madrastra y hermana. Los tres sufrían de diarrea, vómitos y dolores corporales continuos. En 1962, la madrastra de Young murió por envenenamiento.

A los 14 años, Young ya sabía sobre química más que un licenciado universitario, todo aprendido por sí mismo en libros de la biblioteca. A veces, su propio veneno le afectaba a él, cuando se olvidaba en cuales alimentos lo había puesto y en cuales no. Young fue descubierto por un profesor que inspeccionó su taquilla tras un día de case, sospechoso por la actitud del muchacho, que sugería realizar extraños experimentos químicos. El profesor encontró botellas con veneno, artículos sobre prisioneros famosos por asesinatos, y bocetos de dibujo de personas moribundas. Ante tal descubrimiento llamó a la policía. Young fue enviado a un hospital mental de máxima seguridad, pero eso no le detuvo a la hora de seguir probando sus venenos en el personal del hospital y sus compañeros internos (uno de los cuales murió).

Su conocimiento era tan extenso que podía extraer cianuro de hojas de laurel. Young fue puesto en libertad a los 23 años, su hermana le acogió en casa. Su obsesión por el veneno continuó, ahora, sus víctimas eran compañeros de trabajo. Young fue posteriormente mandado a prisión al ser detenido en posesión de antimonio, talio y aconitina, donde murió de un infarto años más tarde.





3. Jesse Pomeroy





Nacido en Noviembre de 1859 en Massachusetts, ha sido la persona más joven en ser acusada de asesinato en primer grado en la historia de Massachussets. Pomeroy empezó sus crueles actos contra otros niños cuando tenía 11 años. En una ocasión, se descubrió que había secuestrado a 7 niños, los había atado y torturado hiriendo sus brazos y piernas con cuchillos, y clavándoles agujas por el cuerpo. Fue descubierto y enviado a un reformatorio, donde se supone que debía salir a los 21, pero que fue puesto en libertad después de un año debido a su buen comportamiento.

Tres años más tarde, secuestró y mató a una niña de 10 años llamada Katie Curran, y fue también acusado del asesinato de un niño de cuatro años cuyo cuerpo mutilado fue encontrado en la bahía de Dorchester. Aunque hay falta de evidencia que señalen que Pomeroy fue el causante de la muerte del niño, fue declarado culpable de la muerte de Katie Curran cuando la policía la encontró muerta en el sótano de la tienda de ropa de la madre de Jesse donde estaba parcialmente cubierto por un montón de cenizas. Fue sentenciado a cadena perpetua, y enviado a prisión donde murió a los 72 años.



2. Jon Venables y Robert Thompson






La madre de James Bulger estaba en la carnicería de un supermercado comprando cuando, en un descuido, el cochecito con su hijo de dos años desapareció.

Jon y Robert, que solían frecuentar el supemercado cuando hacían novillos, robando dulces y jugando en las escaleras mecánicas hasta que los echaban de allí fueron los que secuestraron al bebé. Los niños tuvieron la idea de poner al bebé enmedio de la carretera para que lo atropellase un coche. En el informe consta que ambos hicieron un itento de secuestro similar antes de James, que no llegó a llevarse a cabo porque la madre se dio cuenta de que su hijo faltaba inmediatamente y los persiguió antes de perderlos de vista.

Anduvieron dos millas, en las que mientras, ambos golpearon, patearon, y levantaron a James sobre sus cabezas para dejarlo caer al suelo. Algunos de estos actos fueron presenciados por diversos peatones que los ignoraron pensando que eran hermanos del niño. Jon y Robert pusieron a James enmedio de la vía del tren, donde le arrojaron pintura a los ojos, le tiraron piedras, y lo golpearon con palos y una barra de hierro. También introdujeron un palo por el ano del bebé y dejaron su cuerpo enmedio de la vía, cubriéndolo con ladrillos cuando pensaron que ya había muerto. James murió poco tiempo después, antes de que el siguiente tren pasase y le golpeara.



1. Mary Bell






Brian Howe fue encontrado muerto, cubierto de hierba y plantas arrancadas, días después de la muerte de Martin Brown, que murió de asfixia. Su pelo había sido parcialmente arrancado, tenía heridas de cuchillo en sus piernas, y sus genitales habían sido mutilados. Aparte, una letra M había sido escrita en su estómago con el filo de un cuchillo. Cuando la investigación se centró en Mary Bell, ella misma se implicó describiendo en detalle un par de tijeras rotas con las que había estado jugando Brian, según Bell.

La familia de Mary fue encontrada responsable de su comportamiento. Su padre, o quien ella pensaba que era su padre, ya que su padre biológico es desconocido, Billy Bell era un criminal habitual que había sido arrestado por robo con intimidación. Mary dijo que su madre Betty, que era prostituta, la había forzado a tocar sexualmente a algunos de sus clientes desde que tenía 4 años. Mary terminó en un reformatorio en el que ella era la única chica a la edad de 11 años. Fue puesta en libertad 23 años más tarde en los que luchó por su anonimato y el de su propia hija.



Yapa

11- El Petiso Orejudo







El infante infanticida

Godino se crió en la ley de la calle. Las reglas de una ciudad repleta de inmigrantes en ese principio de siglo XX y que todavía estaba muy lejos de ser lo que sería tiempo después. De hecho Almagro y Parque Patricios, hoy dos sectores plenamente integrados en la capital argentina, eran zonas linderas y con descampado. Esos barrios serían el epicentro de las andanzas de este niño, al que muchos no dudarían en calificar como un verdadero monstruo.

Cayetano desde los cinco años comienza a recibir educación formal en diversos centros escolares. Pero la falta de interés en el estudio y su comportamiento violento e indisciplinado hacen que Godino vaya de un colegio a otro con rumbo errante. Su hábitat natural eran las calles y descampados. Le encantaba matar gatitos y observar como agonizaban. También sentía adoración por el fuego. Estaba claro que el “Petiso orejudo” no era un niño normal y corriente. En absoluto.

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JUGANDO A SER UN ASESINO

Tenía tan solo 7 años cuando cometió su primer acto violento hacia una persona. La edad en la que un chico debería estar más preocupado por sus juegos y fantasías propias de la niñez. Pero a Cayetano, le atraían otras cosas. A pesar de su aspecto flacucho, sus orejas prominentes y su baja estatura, Godino tenía un gran poder de atracción sobre los menores. Los invitaba a sus juegos, les ofrecía caramelos y así lograba llevarlos a zonas donde nadie pudiera ver lo que pretendía hacer con ellos.

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La primera de sus víctimas, aunque tuvo la suerte de que nada grave le sucediera, fue Miguel de Paoli, un niño de casi dos años, que fue golpeado por el “Petiso” y después arrojado sobre una zanja llena de espinos. Un agente que circulaba por la zona se percató de lo ocurrido y llevó a los niños a la comisaría, donde fueron recogidos por sus madres unas horas más tarde.

Un año más tarde, sería el turno de Ana Neri, una vecina suya que apenas tenía 18 meses de edad. También tuvo fortuna la pequeña Anita, ya que los golpes que Cayetano le infringió con una piedra no llegaron a matarla gracias a la intervención de un policía que advirtió lo que sucedía y puso fin al asunto. Godino salió de prisión esa misma noche por su corta edad.

Ya para aquel entonces se había iniciado en la delincuencia menor junto a su amigo Alfredo Tersi y su padre había descubierto una gran cantidad de pájaros muertos que el “Petiso” guardaba debajo de su cama. Su primera víctima mortal estaba al caer.



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Aunque nadie se enteraría hasta tiempo después. Una niña de 18 meses de edad, era golpeada y luego enterrada viva por Cayetano, quien cubrió la fosa con latas y otros desperdicios. Este hecho había ocurrido en 1906, cuando Godino ya contaba con 10 años de edad. La muchacha fallecida, presumiblemente, sería María Rosa Face, sobre quien se había efectuado la denuncia de desaparición y jamás había regresado. En el terreno baldío donde el “Petiso” adujo enterrarla se construyó un edificio de dos plantas. Así es que nunca pudo corroborarse la confesión del niño criminal.

Para ese entonces, Cayetano Santos Godino parecía ser una persona irredimible. Tenía 10 años de edad, se había convertido en un masturbador compulsivo y en un auténtico irreverente. Sus padres no sabían que hacer con él, fue el mismo Fiore Godino quien lo denunció ante las autoridades. Cayetano pasó dos meses tras las rejas, para volver a su vida habitual: la de la vagancia y el morbo. Después de agredir a Severino González Caló (a quien intentó ahogar) y a Julio Botte (le quemó los párpados con un cigarrillo), nuevamente sus progenitores lo entregan ante las autoridades.

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LA LEY DE LA CALLE

Era 1908 y ese Cayetano de 12 años de edad fue enviado a pasar sus días en la Colonia para menores de Marcos Paz. Se sabe el efecto que suele causar una estancia en prisión para cualquier recluso. Lejos de rehabilitarlo y reinsertarlo en sociedad, aunque aprendió allí a leer y escribir, los duros días de reclusión lo devolvieron a las calles mucho más endurecido, frío y, por supuesto, ávido de crímenes. Tres años pasó allí y salió hecho todo un adolescente, pero un adolescente que había vivido cosas que otros no.
Cayetano se hacía fuerte en las calles. Deja de transitar los lugares por donde andaba siempre y se dirige hacia las zonas más lúgubres de la ciudad.

Allí empieza a consumir alcohol y a inmiscuirse en cuestiones no del todo santas. Sus padres consiguen que trabaje en una fábrica, pero tan sólo dura tres meses en su puesto. Estaba claro que su carrera se encontraba en otro sitio.

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Su próxima víctima mortal sería Arturo Laurora, un joven de 13 años, quien apareció brutalmente golpeado, semidesnudo y con un cordel en su cuello estrangulándolo. Algunos días antes, el 17 de enero de 1912, Godino había prendido fuego una bodega de la calle Corrientes.
Cuando fue detenido, sus palabras fueron claras y no mostraban ningún tipo de remordimientos: “me gusta ver trabajar a los bomberos. Es lindo ver como caen en el fuego”.

Estos hechos no serían sino la confirmación de lo que vendría luego: un sinfín de agresiones y crímenes de todo tipo. Primero prendió fuego a Reina Vaínicoff arrimando una cerilla a su vestido de percal. La niña de cinco años falleció poco después. También, demostrando su amor por el fuego, causó tres incendios más que pudieron ser controlados, incluyendo una estación de trenes. Los animales se encontraban asimismo bajo su “jurisdicción”. Por esto, mató a puñaladas a la yegua de su patrón Paulino Gómez, cuando se encontraba trabajando en una bodega.

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Algunos niños tuvieron mejor fortuna que otros. Así fue como milagrosamente se salvaron Roberto Russo, de 2 años de edad, Carmelo Gittone, de 3 y Catalina Naulener, de 5. Todos ellos fueron golpeados y seducidos previamente por el “Petiso orejudo” (ese nombre ya era común para hacer referencia a él en los círculos por los que se movía). De todos modos, o algún agente del orden o una persona que casualmente vio lo que estaba sucediendo, pudo impedir un desenlace mucho más trágico. Pero Cayetano Santos Godino se tenía reservado un último crimen. Tal vez el más nefasto de todos.

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UN CLAVO EN LA SIEN

Era la mañana del 3 de diciembre de 1912 y Cayetano salía de su casa como lo hacía siempre, a vagabundear un rato. También Jesualdo Giordano, un niño de 3 años, se dirigía a jugar con sus amigos del barrio. Y tuvo la mala suerte de que su destino y el de Godino se cruzaron. El “Petiso” se sumó a los chicos, que no pusieron reparos. Al fin y al cabo, siempre se llevó bien con ellos. Un poco por su aspecto de idiota y otro poco porque sabía seducirlos. Jesualdo por medio de caramelos cayó en su juego.

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Jesualdo caminó con Cayetano hasta la Quinta Moreno, un lugar alejado donde el “Petiso orejudo” haría de las suyas por última vez. Allí lo arrinconó, lo golpeó y, quitándose la cuerda que llevaba por cinturón, lo ahorcó. Pero como el chico no moría, lo ató de pies y manos y salió en busca de un elemento más contundente. En la búsqueda, se topó con el padre de Jesualdo y hasta tuvo el tino de decirle que fuera a la comisaría a hacer una denuncia por su desaparición.

El elemento que empleó Godino para acabar con el niño Jesualdo fue un clavo de cuatro pulgadas, que enterró en la sien de la criatura. Luego cubrió el cuerpo con una chapa y se dio a la fuga. Incluso tuvo el atrevimiento de pasar por el velatorio del niño. Dicen que aún quería ver si tenía el clavo enterrado en la sien.

Dos agentes de policía, Peire y Bassetti, ya habían unido acertadamente las pistas de todos los crímenes y fechorías. No quedaban dudas de que se trataba de Cayetano Santos Godino, ese adolescente repleto de perversión y totalmente reacio a respetar las leyes y normas establecidas. Un registro en la casa de los Godino arrojaría rápidos resultados: restos de la cuerda que utilizó para estrangular a Jesualdo Giordano y un recorte del periódico La Prensa que relataba los detalles del crimen llevaron las sospechas al terreno de las certezas. Godino confesó sus crímenes y, en un primer momento, fue llevado a un Hospital de Salud Mental.

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Es que creían que era un disminuido psíquico y que no tenía consciencia de sus actos. Pero allí trató de matar a un inválido postrado en una cama y a una persona que paseaba en sillas de ruedas.Los años finales de Cayetano Santos Godino transcurrieron en la cárcel del Ushuaia –la ciudad más austral del mundo-, conocida como “la prisión del fin del mundo”. Un durísimo correccional, donde estaban recluidos los delincuentes más peligrosos y que, para establecer una similitud, era equivalente a las prisiones rusas de Siberia o el San Quintín estadounidense.

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“Es un imbécil o un degenerado hereditario, perverso instintivo, extremadamente peligroso para quienes lo rodean”, afirmó tajantemente el informe psiquiátrico, cuando Godino pidió por su libertad en 1936. Finalmente Cayetano falleció en 1944, víctima de una hemorragia interna.
Se supone que fue producto de las continuas palizas y vejaciones sexuales que recibía por parte de los otros reclusos. Un final alejado, cruento, correspondiente con lo que fue la vida de un niño extraño, con aspecto de idiota y que sentía un enorme placer por hacer lo que la sociedad condena.
Por Carlos Cabezas López





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