Un Gustico Un Crucero

21.04.2014 a las 03:29 hs 675 1






El ‘Oasis of the Seas’ es el más largo, ancho, alto y caro de todos los cruceros del mundo, una cornucopia de atracciones cuya pretensión es desmontar el mito de que un crucero es sinónimo de unas vacaciones sedentarias.El propietario del titánico barco, Richard Fain, de Royal Caribbean, explica que lo han construido tan grande “simplemente para que pudiera caber todo lo que queríamos meter dentro”.El crucero más grande del mundo ha costado 1.400 millones de dólares, pero entra en funcionamiento en el peor momento económico de la industria. Sin embargo, es tan exuberante y excesivo que su propietario predice que dará beneficios desde el primer día.El Oasis es una mole de 225.000 toneladas, 361 metros de largo y 16 pisos que puede transportar a 6.292 turistas y a una plantilla de 2.165 empleados.Tiene rockódromo, una cancha de baloncesto, una pista de hielo, un parque de atracciones, un centro comercial, varias piscinas gigantes y un gran parque con más de 12.000 plantas y árboles.

http://www.absolutcruceros.com/wp-content/uploads/2009/08/royal-promenade-del-oasis-of-the-seas.jpg



en la tardecita entrar en este jacuzzi para despues ir a vestir para la cena te parece??


Es imposible aburrirse a bordo del inmenso gemelo del Oasis of the Seas (éste es tan sólo un poco más grande), que tiene siete áreas temáticas con actividades para todos los gustos. Una de las mayores ventajas que ofrece esta ciudad flotante es que permite hacer todo o nada a la vez y, lo mejor de todo, es que el ocio no causa ningún tipo de remordimiento.


También a cielo abierto, ubicado en popa, se encuentra una de las áreas más impresionantes del barco: el AquaTheater es el primer anfiteatro donde se puede disfrutar de todo tipo de espectáculos acuáticos de día y de noche.

La zona deportiva y de piscinas, que se llena de gente cuando el sol pega fuerte en los múltiples decks del solarium, cuenta con un parque acuático para niños, cuatro grandes piletas, cancha de basquet, minigolf, un muro para escalar y hasta dos simuladores de olas para surfear además de los diferentes bares al aire donde se sirven, entre otras cosas, deliciosas piñas coladas.




Si lo que se busca es un poco de paz y tranquilidad, el Central Park, con más de 15.000 plantas y flores naturales plantadas por cientos de jardineros en los días previos a la inauguración, le aporta la cuota de verde a esta ciudad flotante. Incluso hay allí una galería de arte del brasileño Romero Britto donde se venden sus coloridas piezas y souvenirs.



Hay a su vez locales donde comprar ropa y complementos, algún que otro souvenir y hasta una perfumería en la que las mujeres más coquetas podrán hacerse de lo último en maquillaje y fragancias.

Quienes busquen relax tienen en este barco una especie de oasis. La zona del spa ofrece masajes para disfrutar sólo o en pareja, tratamientos estéticos como el blanqueamiento de dientes, la aplicación de botox u otras sustancias antiarrugas o la depilación con cera (la pierna entera cuesta casi cien dólares y las axilas, u$s24).

Siempre hay algunos que sienten un poquito de culpa y desean quemar las calorías consumidas en jornadas atiborradas de placeres gastronómicos. Para ellos está el inmenso Fitness Center, un gimnasio con más de 150 máquinas con tecnología y, a cambio de algunos dólares, se puede contratar un personal trainer o tomar clases de pilates, kickboxing, yoga o spinning.

Si hay algo que caracteriza al Allure of the Seas es su orientación a toda la familia. Aquí los niños tienen tanto como los adultos para pasarla de maravillas.

Personajes de DreamWorks como Shrek, Fiona, el Gato con botas o Kung Fu Panda se pasean por la cubierta junto a la tripulación y hasta acompañan a los chicos a la hora del desayuno. Además de diferentes juegos en distintos rincones de la embarcación, hay una tradicional calesita en el centro del Boardwalk, una de las áreas preferidas por las familias con pequeños.

Todo está perfectamente monitoreado y planificado en un viaje donde el pasajero es constantemente sorprendido. Por eso, antes de ir a dormir, cada uno recibe en su habitación una especie de diario donde se detallan las actividades diurnas y nocturnas (se hacen ferias, desfiles y todo tipo de actividades para entretener al público) clima del día siguiente y hasta el dress code de los distintos restaurantes.




Manjares en altamar

Uno de los grandes atractivos del Allure of the Seas es su variedad gastronómica. ¿Lo más novedoso? Un Starbucks a bordo y el bar Rising Tide, un restaurante sobre una plataforma elíptica con espacio para cincuenta clientes y que asciende y desciende una distancia vertical de 10 metros.

Entre los locales más populares para desayunar y almorzar figura el Solarium Bistro, restaurante casual estilo buffet para comer desde ensaladas, pastas, hamburguesas o hot dogs hasta langostas o camarones. Quienes prefieran comer a la carta encontrarán en Adagio Main Dining Room la mejor propuesta.

Si bien casi todos los restaurantes forman parte del régimen all inclusive, para sentarse en algunos como el exquisito 150 Central Park o en la trattoria Giovanni´s Table habrá que sacar la billetera y desembolsar un par de billetes (lo que se paga es sólo una reserva que parte de entre diez y quince dólares).

Lo cierto es que el Allure of the Seas tiene manjares para todos los gustos: bar de tapas, comida mexicana, italiana, asiática, la clásica steak house, locales de donuts, heladerías y hasta las infaltables cupcakes de colores, tan de moda en estos días.




Cuando cae el sol

Con tanta actividad a bordo el día se pasa rapidísimo. Para despedirlo, nada mejor que mirar el atardecer desde la cubierta del barco, sentado en algún bar con una piña colada en mano, o ver cómo el sol se pone desde el balcón del camarote.

Pero la jornada está lejos de terminarse. Tras un baño y un breve descanso, habrá que arreglarse y producirse para una velada inolvidable. Nada de andar desaliñado por una embarcación tan magnifica como The Allure. Por eso, además de llevarse lindos vestidos de cocktail, las mujeres podrán pasar por la peluquería o realizarse un buen maquillaje con los profesionales a bordo.

Un snack, un appetaizer y una rica cena se convierten en la antesala perfecta para los imperdibles espectáculos a bordo. Si todavía a alguien le quedan ganas y energías para sociabilizar o mover un poco el esqueleto, siempre está la opción del casino, de escuchar una banda de jazz o soul o de bailar en la discoteca. Y luego, acostarse a dormir con el ruido de mar de fondo y levantarse horas más tarde para vivir otro día en un paraíso donde nada está librado al azar.










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Madurar es cuidar lo que dices, respetar lo que escuchas y meditar lo que callas.

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