Locuras, extravagancias y excentricidades de científicos

11.12.2014 a las 15:53 hs 753 0




Locuras, extravagancias y excentricidades de científicos


Las personas muy inteligentes también suelen ser bastante extravagantes, aunque gracias a sus aportes, sus locuras quedan de lado y pasan a ser anécdotas. Para los que aman la ciencia, hoy tenemos para ustedes locas extravagancias de grandes científicos, que nos ayudarán a entender mejor qué pasa dentro de esas mentes brillantes.



Pitágoras y su fobia a los frijoles


El extraordinario matemático griego Pitágoras, tenía una regla muy extraña: no debía acercarse, tocar y menos comer frijoles. Esa regla lo llevó a su muerte: al ser perseguido por atacantes que llegaron a su casa, Pitágoras huyó y se encontró con un sembradero de fríjoles. En vez de adentrarse y esconderse, prefirió morir antes de tocarlos.


Nikola Tesla y su comportamiento compulsivo


Nadie puede decir que Nikola Tesla no fue uno de los más grandes inventores y genios de nuestros tiempos, pero este científico sufría de Trastorno Obsesivo compulsivo. Entre las compulsiones de Testla estaba el no tocar nada que pudiese tener algo de suciedad o tuviese forma redonda; su obsesión por el número tres, debía dar tres vueltas a un edificio antes de entrar, y el limpiar sus utensilios antes de comer utilizando exactamente 18 servilletas.


La frustración de Robert Oppenheimer ante las inteligencias normales


El genio de la física Robert Oppenheimer no sólo era un erudito en su área, sino que sus conocimientos se extendían a decenas de formas de conocimiento. Su inteligencia era tal que no entendía las limitaciones de los seres humanos comunes y corrientes. Fluente en 8 idiomas e interesado en casi todo, este erudito pidió a uno de sus asistentes preparar una clase que él debía dictar, entregándole un libro. Su asistente, se vio sorprendido al ver que el texto estaba en holandés; ante ello, Oppenheimer se sorprendió, ya que no era un holandés complicado. Los genios no comprenden que el resto no lo sea.


Los registros obsesivos de Buckminster Fuller


El científico y arquitecto Buckminster Fuller estaba obsesionado con conocer información exacta, llevar un registros de todas sus actividades y trabajar sin descanso. Este genio prolífico llevaba 3 relojes para conocer la hora exacta en las diferentes zonas horarias de los países a los que viajaba, dormía tan sólo 2 horas diarias para no perder tiempo productivo, y registrar obsesivamente sus actividades: cada 15 minutos, escribía sobre su actividad en sus diarios. 
Tras su muerte y, si se apilaban uno sobre el otro, los diarios de Buckminster Fuller llegaban a una altura de 82 metros, y hoy se conservan en forma de torre en la Universidad de Stanford.


Paul Erdős: vivir para su trabajo


Es común que los genios estén inmersos en su área de trabajo, pero en el caso del matemático húngaro Paul Erdős esa regla llegaba a un extremo. Erdős jamás se casó, llevaba consigo una maleta con sus posesiones, ya que no vivía en ningún lado y, cuando estaba trabajando en algún problema, solía aparecer en la casa de sus colegas a cualquier hora, indicando que su cerebro estaba abierto para genialidades. En sus últimos años, consumió anfetaminas y cafeína para permanecer despierto por hasta 20 horas; su poco sano ritmo de trabajo, nos dejó con más de 1500 artículos importantes sobre matemáticas, entre ellos el número de Erdős, que habla de la teoría de los seis grados de separación.


Richard Feynman: el físico fiestero


Uno de los físicos más importantes del siglo XX fue Richard Feynman, un genio conocido no sólo por su trabajo en la creación de la bomba atómica, sino que también por la forma en que ocupaba su tiempo libre. Feynman era un bromista nato; ocupaba su tiempo libre abriendo cerraduras y cajas fuertes y, su cerebro era tan genial que aprendió el idioma maya, canto de garganta de Tuvan y, explicó como los anillos de goma fueron responsables de la explosión del Challenger. Asimismo, sabía como divertirse. En camino a recibir su premio Nobel, aprovechó de pasar a divertirse con chicas de cabaret.


Las excentricidades de Oliver Heaviside


Oliver Heaviside, un matemático e ingeniero eléctrico británico, era conocido no sólo por sus tremendos aportes, sino que también por su gran cantidad de excentricidades. Heaviside, amobló su casa con grandes y pesados bloques de granito, bebía sólo leche y tenía sus uñas pintadas de color rosa. Además, sufría de hipergrafía, una condición que lleva a las personas a escribir en todo momento.
Como podemos ver, en ocasiones, tener un coeficiente intelectual que llega al cielo va a acompañado de rarezas


Los científicos más excéntricos


Al ver tantas escenas e imágenes de ciencia ficción sobre científicos locos, con sus disparatados proyectos, desarrollando los más extraños experimentos y encerrados en la soledad de sus aislados laboratorios, es muy posible que te preguntes de dónde viene la inspiración de semejantes retratos.
Los fantasiosos relatos de ficción, ya sean desde la literatura, el cine o la televisión, siempre están basados en la realidad. Basta dar un breve vistazo a la historia de las ciencias para darse cuenta de que es así. Pero hoy quiero proponerte echar algo de luz sobre el mito del científico loco con esta pequeña lista de los científicos más excéntricos de la historia. ¡Comencemos el recorrido!


Johann Konrad Dippel


Dippel nació en Alemania, en 1673, en el castillo de Frankenstein. Fue un alquimista y un experto en teología: la versión primitiva de un científico que habría inspirado la célebre novela de Mary Shelley. Como muchos ocultistas, Dippel se mostraba interesado en encontrar una forma de volver a los muertos a la vida. Se le atribuyen experimentos con cadáveres, lo cual se cree podría haber dado origen al mito del Dr. Frankenstein.


Stubbins Firth


Este científico norteamericano del siglo XIX no dudó en determinar la manera en que se contagiaba la fiebre amarilla. Incluso llegó al extremo de colocarse gotas de sangre de pacientes infectados en cortes realizados en su propio brazo. Asimismo (y presta atención a esta línea), Firth no tuvo reparos en tragarse el vómito de sus pacientes...todo sea por las ciencias.


Vladimir Demikhov


El doctor Demikhov llegó a experimentar con el trasplante de la mitad superior de un perro en otro, creando una especie de perro bicéfalo. Su intención era perfeccionar una técnica operatoria que le permitiera trasplantar corazones en seres humanos. A pesar del escándalo, sentó un precedente en la cirugías de tórax y en el uso de la técnica del by-pass.


Sergei Brukhonenko


El experimento más polémico de este científico ruso implicaba mantener con vida la cabeza de un perro mediante una máquina que sustituía la función del corazón y los pulmones. Al parecer, la cabeza del animal logró sobrevivir durante algunas horas, dando lugar a toda clase de investigaciones sobre la circulación sanguínea por medios artificiales.


Kevin Warwick


Warwick es un científico especializado en robótica de la Universidad de Reading. Tal vez lo conozcas por el experimento en que logró que un robot funcionase con el cerebro de una rata, uno de los más populares de este científico loco moderno. Pero Warwick logró ir más allá colocándose chips bajo la piel del brazo o incluso en su cerebro para probar que el sistema neuronal de un ser humano es capaz de controlar los movimientos de un robot. Todo un avance en inteligencia artificial. Claro, es lo que sucede cuando lees mucho a Asimov...


Giovanni Aldini


La muerte es una de las más grandes espinas del Hombre en la búsqueda por el conocimiento y aquí tenemos otro ejemplo de científico loco experimentando con los muertos. Aldini tuvo la fantástica idea de utilizar electrodos para estimular el movimiento de cadáveres. Su experimento más célebre fue realizado en el año 1803, mostrándole al mundo cómo era capaz de reanimar a un muerto mediante electricidad. Eso es lo que yo llamo un show de altísimo voltaje.


Andrew Ure


Al igual que Aldini, este científico escocés utilizaba el cuerpo de un criminal para hacer experimentos con electricidad, logrando movimientos faciales del cadáver. Un dato curioso es que Ure causó gran revuelta cuando en sus experimentos provocó algún que otro infarto entre la audiencia. Al aplicar un impulso eléctrico en el cadáver, logró levantar el brazo del criminal muerto y...horrorizar a un pobre espectador en demasía.


Sidney Gottlieb


El doctor Gottlieb es el claro caso de un científico absurdo. Además de idear insólitas maneras de asesinar enemigos en plena Guerra Fría, llevó adelante un plan secreto de la CIA que le permitió experimentar con el uso de drogas como el LSD para interrogatorios (otra vez, todo sea por las ciencias). Este curioso método le permitía descubrir infructuosamente a posibles espías y traidores.


Ilya Ivanov




Robert White


Catalogado como un loco experimento científico, el doctor White decidió trasplantar el cerebro de un mono en otro primate y mantenerlo con vida. La cuestión es que “Roberto el curioso” logró hacerlo por un par de horas y pese a que de cierto modo el experimento tenía benévolas finalidades (buscaba ayudar a personas paralíticas), generó gran polémica entre sus pares, quienes lo tildaron de un loco jugando con experimentos muy poco éticos e inapropiados.





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