Comic Gold: El oriental se va al oeste en tres cómics de los primeros tiempos de EEUU

Comics Historietas 13.03.2020 a las 22:35 hs 339 0

La fiebre del oro de California transformó el paisaje y la población de los Estados Unidos. También introdujo una nueva figura en la vida americana y en la imaginación americana - el efímero urbanita del Este que viaja al Salvaje Oeste en busca de su fortuna. Alex Andriesse examina cómo le va a esta figura en tres cómics de mediados del siglo XIX.

Hay algo gracioso sobre la fiebre del oro de California. La secuencia de eventos, aunque sean reales, tienen todos los ingredientes de un cuento o una broma pesada.

El 24 de enero de 1848, James Marshall, que supervisaba la construcción de un aserradero en el Río Americano en Coloma, California, descubrió accidentalmente oro. La noticia se extendió rápidamente. A finales de 1849, se estimaba que unas 80.000 personas -principalmente hombres, de los cuales aproximadamente la mitad procedían del noreste urbanizado de los Estados Unidos - habían viajado a la costa occidental de una de las tres maneras siguientes: por tierra, a través del territorio indio; por barco, navegando alrededor del Cabo de Hornos; o por vapor a Panamá, donde cruzaron el istmo y cogieron un segundo barco de vapor a San Francisco.

Según la versión de los acontecimientos de los que se habla, los cuarenta y nueve llegaron y, mientras trabajaban duro, soportaban el desierto y sobrevivían a la cultura de la Nueva California, estaban en una posición bastante buena para hacerse ricos. Según el ángulo de la broma pesada, estos mismos cuarenta y nueve llegaron con sueños de "recoger el oro por el fango " sólo para descubrir que el trabajo en la minería era arduo, la inflación californiana escandalosa, y la probabilidad de hacer dinero casi nula.

La verdad parece estar en algún lugar entre estos dos extremos. Aproximadamente la mitad de los cuarenta y nueve mineros obtuvieron beneficios como mineros o comerciantes - aunque estos beneficios rara vez se acercaron a los botes de cambio de vida que habían imaginado en casa. Por cada Levi Strauss (cuyo imperio de la tela vaquera fue fundado en San Francisco en 1853), había otros innumerables cuya fortuna permanecía inalterada o que se arruinaban por el costoso viaje y la frecuentemente sanguinaria búsqueda de oro. Esto sin mencionar el daño causado a los cuarenta y nueve afroamericanos, chinos y mexicanos por el violento racismo que proliferaba entre los blancos decepcionados. "Josiah Royce escribió en su Historia de California de 1886 que "todo ultraje misterioso se atribuía a los 'mexicanos'; cualquier desdichado americano que lo encontrara útil podría, en momentos de excitación, desviar la sospecha de sí mismo, mencionando a los mexicanos en general, o a cualquier mexicano en particular, como autores de sus crímenes "4 .

Este es sólo uno de los muchos aspectos de la fiebre del oro que siguen ensombreciendo la cultura americana. Cualesquiera que sean las consecuencias para los cuarenta y nueve individuos -uno de cada doce de los cuales murió por enfermedad, accidente o violencia humana- el descubrimiento de oro en Coloma produjo enormes cambios en la nación5 . Reubicó a cientos de miles de colonos, transformó el pueblo de Yerba Buena en la ciudad de San Francisco, contaminó las aguas occidentales, destruyó el suelo y condujo al despojo y al genocidio de más de diez mil nativos californianos.

La fiebre del oro también introdujo nuevas figuras en la imaginación americana. El trabajador chino con su amplio sombrero de fibra de palma, el fronterizo con su pan de azúcar o panamá, el mexicano con su sombrero, y (lo más fuera de lugar) el efímero oriental urbano golpeado por la fiebre del oro que se ha ido al oeste en un ala y una oración. Este oriental tampoco era sólo una figura de la imaginación. Si bien no pocos de los cuarenta y nueve habitantes estaban desesperados o en la indigencia, muchos otros eran totalmente habitantes de ciudades de clase media que, como escribe Brian Roberts, "se unieron a la fiebre por una variedad de razones: por el oro, seguro, pero también para escapar... de los muros embrutecedores de los códigos morales y de las oficinas de abogados "6. Estos hombres no se ajustaban a la idea de sus contemporáneos de quién pertenecía a California mejor de lo que se ajustan a la imagen popular del Salvaje Oeste actual. El Cazador de Oro Independiente en su camino a California, impreso por Currier & Ives, es emblemático de la visión satírica que muchos orientales tenían de sus hermanos "argonautas". Cargado con ollas y sartenes, una sarta de salchichas y una pala, el aspirante a buscador se muestra con su ropa de ciudad, caminando a zancadas, todavía a 1700 millas de su destino - la imagen misma de la temeridad.

En fin... El contexto es mas amplio, pero la corto acá para presentarles 3 comics que seguro @ no tiene en su colección

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