El laberinto de la post modernidad

08.06.2015 a las 21:21 hs 1015 2

¿Son los pueblos aborígenes sobrevivientes la evidencia de que el ser humano no debía progresar?






2015, el mundo se enfrenta a más desafíos que nunca, desde hace años se ha creado un dogmatismo alrededor de muchos factores que afectan el planeta tierra. El calentamiento global, la escasez del agua, las guerras y la desigualdad social se convierten en una constante de la preocupación humana porque son problemas que han pretendido achacar a la población promedio. Hoy en día los políticos se cuidan de proferir una retórica a favor de la eugenesia no obstante, sus reformas so penan de decir lo contrario y es que el problema no es la sobrepoblación mundial sino la distribución de los recursos y el ausentismo en los medios que se deben generar para favorecer el desarrollo humano sostenible. Para los gobiernos hoy en día sale más económico y eficiente acabar con la salud de la población en general y reducir a esta por medio de algoritmos políticos de doble beneficio, que crear planes de prevención, educación y conciencia que son necesarios para reconocer la importancia de salvaguardar los recursos, - No porque no existan los suficientes, sino porque desafortunadamente es prácticamente nula la voluntad para distribuirlos. –



La deuda externa e interna presupone un factor negativo ineludible para la inversión social adecuada, también el presupuesto para el gasto militar en países bajo conflictos armados y programas de inversión social ineficientes, todo esto aunado con el estigma de la corrupción que toca a los entes gubernamentales responsables.
Mientras en occidente los países en vías de desarrollo deben acomodarse a las políticas extranjeras de las potencias mundiales cayendo en vicios políticos nocivos para el desarrollo y el bienestar de la gente, las naciones ricas como Estados Unidos y la Unión Europea utilizan agresivas y voraces estrategias para someter a deuda a las naciones más pobres, extraer sus recursos y avasallar a su gente para poder sostener sus malogradas economías. En países de medio oriente como Siria, Libia, Egipto y Líbano se encuentran sumidos en una guerra civil por causa de las diversas corrientes religiosas, alimentadas por el clero que influye activamente en la política de esas naciones utilizando la religión como pretexto para la guerra. En África se viven también estos conflictos aunados con la extrema pobreza que afecta a más de un 70% de la población aborigen de ese continente. África es el continente más grande del mundo pero también el más pobre y a pesar de que trata de tener un desarrollo a la par de los demás países del mundo, los conflictos tribales de antaño, la corrupción de sus gobernantes, los grupos armados y el intervencionismo de las voraces naciones europeas que se apropian de sus recursos son los principales responsables de la pobreza del pueblo Africano.



Se podría decir que esto es tan solo la punta del iceberg en la temática del conflicto social actual que acaece sobre casi todas las naciones en especial aquellas que son pobres o están en vías de desarrollo, porque cuando se habla desde una perspectiva global de las problemáticas se enfatiza en el resultado al por mayor y no del detalle, los conflictos de las naciones podrían ser igual de desastrosos al conflicto del ser humano que ha dejado de ser el centro como lo fuera en épocas tan brillantes el renacimiento y la ilustración humanista, se podría decir históricamente hablando que el ser humano ha vivido tres etapas teóricas, el teocentrismo, el antropocentrismo y finalmente burocentrismo, donde como su palabra lo dice, el centro es el buro o la “oficina”, (lugar que concentra el poder que bien puede representar el estado todopoderoso o las mega instituciones como las empresas y los llamados “think tank”)



Aunque no solo es el burocentrismo el que se auto proclama como el sol donde orbita la población excluida en cifras, resultado de complicados algoritmos, también tenemos dentro de sendos movimientos al “dinero centrista” donde el núcleo es la inversión, el ”tecnocentrismo” donde la última palabra la tiene la ciencia dogmática e incluso el “Hedocentrismo”, citando la corriente fundada por el griego Aristipo donde el centro de la humanidad es la consumación del deseo egoísta.



Al haberle cegado la posibilidad de hacer girar al mundo en torno al hombre bajo los ideales humanistas de todas las épocas, nos hemos convertido en simples piezas del engranaje holístico del estado y sus terratenientes, en meras cifras del desdén tecnócrata, en simples herramientas de uso y desuso del pragmatismo radical y tal como se mencionara al principio de este escrito, en los principales agentes de problemas que aquejan a la sociedad moderna.
No debería de extrañarnos si en un futuro dentro de la dramática Orwelliana la ciencia se convirtiera en el sucedáneo perfecto de la religión y la inteligencia artificial, la única capaz de tener la razón, todo esto encaminado a convertirnos en verdaderas piezas de un sistema perfecto, pero si bien esto por ahora tan solo sigue perteneciendo a los argumentos distópicos de autores como Clarke y Asimov, actualmente podemos percibir un conflicto moral entre ciencia y tecnología frente al humano como individuo y agente de desarrollo.



Ese conflicto se ve reflejado como se nombró en el principio, en la mala distribución de los recursos que involucra una gestión deficiente de los mismos en donde las naciones más pobres se ven afectadas al no poder acceder a mejor y más avanzada tecnología en diversas áreas como la salud, los recursos hídricos y las comunicaciones. En consecuencia la educación que es primordial en el país para favorecer los avances y la gestión científica y tecnológica queda estancada y las personas prácticamente deben lidiar con un mundo en desiguales condiciones. La ignorancia y la desigualdad son los factores más propicios para causar una crisis moral en el ser humano porque la constante búsqueda del bienestar, al convertirse en un desafío para la sociedad se trastorna en un factor que menoscaba la moral y el ánimo del hombre, haciendo que este busque desesperadamente compensar la no satisfacción de sus motivaciones frente a la sociedad. Estas compensaciones en muchos casos resultan ser pobres lenitivos y son los que conocemos como adicciones, físicas cuando se usan sustancias para desencadenar esa sensación mitigante de la constante ansiedad y aversión al mundo moderno, y psicológicas, resumidas en actos que en la mayoría de casos son degradantes y perjudícales tanto para el sujeto como para la sociedad en general.



Las drogas, que en el hombre moderno (Excluyendo desde luego a muchas culturas aborígenes sobrevivientes) tiene un importante papel a la hora de aplacar toda la angustia que nos genera el mundo moderno, tribulado e insensible que coloca al ser humano en una situación de hostilidad, como si se tratara más de un escenario de guerra o un ring. Las drogas y las adicciones que estas generan van a terminar en el máximo factor que estanca todo avance y racionalidad en cualquier estado, los vicios y su pernicioso círculo.
Es muy ejemplar realizar la comparación entre los que son las drogas para el hombre moderno y para los pueblos aborígenes que aún persisten. Como todos hemos visto en muchos de los trabajos antropológicos que estudian a las culturas antiguas sobrevivientes que aún viven como lo hacen sus ancestros, las drogas procuran la iluminación y el entendimiento en los hombres que las consumen, se usan con fines rituales y para hallar respuestas en los planos espirituales que abordan. En cambio en el hombre moderno, la droga solo tiene un valor recreativo y en el peor de los casos se usan como sustancias para mitigar la neurosis del siglo XXI. Otra gran diferencia es la percepción que tienen los aborígenes frente a la naturaleza a la que nosotros tenemos, para ellos la naturaleza es la madre de todo y por lo tanto es sagrada, para nosotros son solo recursos. El concepto de Sumak Kawsai, es una palabra de los indígenas ecuatorianos que define el “buen vivir” pero a diferencia de la visión occidental del mismo, el “buen vivir” indígena resalta la importancia de vivir en armonía con la naturaleza, sin causarle daño y también el concepto de la libertad que desdeña todo sometimiento como el que se vivió en época de la colonización y que aún hoy en día sigue golpeando a las comunidades indígenas bajo programas eufemísticos estatales conocidos como “Planes de Vida”.



Los indígenas de muchos lugares del mundo como los de las islas Andamán, los bosquimanos del África, hasta las etnias sobrevivientes de la Amazonía que recientemente han entrado en contacto con la civilización en Brasil y Perú, son la evidencia de que el ser humano aún persiste tal y como lo hizo en los albores de su existencia. Estas comunidades antes de que los occidentales invadiéramos sus territorios, les arrebatáramos sus recursos y los infestáramos de enfermedades vivían felices dentro de sus comunidades, para lo que ellos representan la felicidad, que es la armonía con su entorno, mientras que nosotros vivimos los horrores de la guerra, la pobreza, la destrucción del hábitat, las enfermedades y la decadencia de la moral.



La ciencia y el conocimiento nos han traído beneficios pero hoy en día se encamina a beneficiar a solo un reducido sector y ya se encuentra patentada y subyugada bajo los grandes intereses de pequeños círculos que se encargan de proscribirla. También según como lo revela Richard Horton, director de la revista médica británica The Lancet, “La ciencia ha tomado un giro hacia la oscuridad” al referirse a uno de los vicios más antiguos de la ciencia que aunque ha avanzado mucho en la actualidad, todavía se somete a estudios poco fundamentados y bajo intereses que nada tienen que ver con el saber mismo. A sabiendas de que ni siquiera la ciencia maniatada por el conflicto de intereses es capaz de dar el bienestar que tanto necesita el hombre y que este debe afrontar con una gran desventaja los desafíos que imponen el mundo moderno, cabe muy bien hacernos las pregunta, ¿El progreso le ha servido al ser humano o solo es el laberinto para empezar de nuevo?




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